Mi Nanai
Una tarde me fui a sentar con ella. Estaba con la mirada perdida, con los ojos muy lejos de ahí.
Yo le pregunté que le pasaba, y ella con una cara extraña, me dice que está muy cansada. Demasiado cansada, que ya no quiere cambios en su vida, que se la ha pasado yendo de un lugar a otro desde niña. Que ahora es el momento en que ella debería estar descansando, que mejor se muere, que si nos cambiamos de casa ella mejor se muere. Eso me lo dijo un 15 de marzo, en la tarde, mientras estábamos sentadas en nuestro cuarto.
Desde que puedo recordar nos tocó compartir la habitación, dos camas gemelas una al lado de la otra. Algunas noches yo me levantaba y me iba a acostar a su lado, entonces ella comenzaba a contarme un cuento, con mucha animación. Casi todos eran cuentos tradicionales adaptados al uso del mundo campesino. En los cuentos de ella no había hadas madrinas, sino que las “guachita cordero” que ayudaban a las doncellas desvalidas; para recibir las ayudas; ellas debían abrir su vientre y sacar la “varillita de la virtud”. La Cenicienta de mi abuela era en tres partes, porque la fiesta del príncipe era larga, como fiesta de gente con plata. Entonces la Cenicienta tenía que archi producirse, y el primer día de fiesta iba con un traje con los colores de la noche, lindo lindo, pero las hermanastras malas, no dejaban que se acercara a su amor, así que obligada a irse. Pero al otro día aparecía con un vestido con los colores del arcoiris, y el príncipe no paraba de mirarla hasta que otra vez se tenía que ir, pero la última noche la cenicienta escogía un vestido con los colores del sol, todo bordado con hilos dorados (esas cosas me iba diciendo para que yo me imaginara los detalles), y yo le preguntaba qué cara ponía el príncipe, qué cara las hermanastras, y así iba llegando el sueño. Y yo imaginaba a Cenicienta feliz con su amor y el vestido del sol. Cuando el cuento concluía, ella empezaba a entonar tonadas dulces con su voz antigua.
Había noches en que se sentaba en la cama, hablando muy despacio, no entendía las cosas que decía, una vez que me desperté y le pregunté que hacía, me dijo que contándole a sus muertos sobre la familia, sobre las tareas que debía emprender por el cambio de estación: la elaboración de las mermeladas, la limpieza del jardín, los pañitos hechos a crochet y las nuevas recetas de cocina para la familia. Ella decía que si yo miraba atentamente les podría ver asomando la cabeza por la ventana y cuando me tenía que quedar sola en casa me dejaba encargada a toda la parentela de su cielo familiar.
Era pequeñita, y a medida que los años pasaban y su cabeza se iba quedando completamente blanca; los niños de la familia hacíamos competencia de quien la pasaría primero.
Esa era mi abuela. Mi Nanai, la Paico.
Cuando comprábamos helados nadie le quería convidar porque no te lo quería devolver luego. Cuando yo llegaba a almorzar a la cocina me rallaba una zanahoria y repreguntaba si la quería como postre o ensalada, en dos versiones con jugo de naranja y azúcar o sal y limón. Y después de terminar de almorzar, la mayoría de las tardes se ponía a cocinar unos dulces ricos.
Aprendió a leer, para enseñarle a mi mamá, después se le olvido, pero podía llegar a cualquier parte sin perderse. Y siempre me ayudaba a hacer mis tareas, y para cada pregunta tenía una respuesta inventada. Su versión de la historia de Chile era espectacular.
Cuando nos cambiamos de casa, al otro día amaneció enferma, y no volvió a levantarse de su cama. Durante esa semana antes de que muriera un primero de abril del año 89, por las tardes cuando yo podía me acostaba a su lado, y ella me iba contando la historia de su vida de mujer sola, una vida dedicada al trabajo sirviendo a otros, apoyando siempre a su única hija y a toda la familia, me decía que yo tenía que recordar siempre, que las familias tenían mas enredos que una bolsa de gatos; pero que eran un lugar que no se debía descuidar. Que el amor era capaz de sanarlo todo. Que yo nunca estaría sola, que ella iba a hacer un trato con Dios para acompañarme siempre, (aunque ella sabía que por ese entonces Dios ya había dejado de ser un tema en mi vida). Y que cuando fuera grande, más grande de lo que yo ya era, tenía que volver a recuperar el Sur que ella tuvo que dejar buscando mejorar su vida. Que eso era lo único que me pedía, que yo volviera a recorrer los campos y lugares que ella disfrutó en su infancia.
Y así entre estas otras historias, su vida se fue apagando, el día que murió le llevé el desayuno a la cama, y me quedé con ella, sintiendo su cuerpo cada momento más pequeño, y mi alma a cada instante más desolada. Estaba por ponerme a llorar cuando ella me mira, toma sus mano entre las mías, y me pide que esté tranquila porque ella ahora iba a estar mejor, que ya no podía más con su cuerpo cansado y viejo. Y me decía que estaba feliz. Que morir era una cosa que tenía que pasar y que ella estaba lista.
Esa tarde murió, rodeada por toda su familia.
A veces me visita en sueños, otras me manda mensajes y a veces yo me siento en mi cama y converso con ella y le cuento las cosas de la familia y las tareas que debo emprender…Y he llegado a sentir que si miro atentamente podré verla asomarse a la ventana.
13 comentarios:
"Aprendió a leer, para enseñarle a mi mamá, después se le olvido, pero podía llegar a cualquier parte sin perderse" mujerhermosa, mujergrande, mujermilagro, mujerconfianza, mujerhumildad, mujermaestra... paz en su tumba y tranquilidad en tu alma, no estás sola cuando quien te ama está en el aire.
Era bajita y con unos grandes y profundos, era hermosa. De ella, heredaste la grandeza de tu alma, la generosidad y la fidelidad.
Recuerdo esa habitación al lado del baño y las veces que allí comentando los acontecimientos de la fiesta del sábado, ella entraba sin tapujos a lo suyo.
Que bueno que ha estado siempre contigo... y será verdad lo que dijo del amor amiga, es como los cuentos que ella te contaba, con muchas partes de todos colores y tú, serás la princesa.
Te quiero mucho.
AH!, mi papi más mal que bien
Boga, desde la otra orilla
Siempre.
Mi clasico saludo diario, no tengo tiempo para leerte como corresponde.
Dia largo hoy, muy largo.
Te dejo un abrazo mujer, suerte hoy en el nuevo trabajo!!
Como te dije ayer, pongase linda, and go get them!!!
Petra
Fasinante!!!
C, todo mal.
Me llegó la historia. Pese a no haber vivido nada similar el modo en que la cuentas me hace ver lo que ambas vieron. Nos vemos...
Saludos sangrientos
Blood
PS: ojalá alguna vez sea literalmente...
amiga, me conmueve tu escritura por el contenido y la forma. me agrada mucho leerte, es como imaginarme que eres tú, que en realidad eres tú, te imagino hablándome de esas cosas, pero son escritos.
mmm la mia todavia vive. esta en el sur, sigue en mi casa, y cuando mi hermano va de visita, al grandulon, le lleva el desayuno a la cama...te das cuenta?
Se llama Juana, y me cuido desde antes que yo naciera. Es y sera siempre mi segunda madre.
Linda historia, me llego y me he dado cuenta que nunca escribi nada sobre ella, sera porque siempre estuvo demasiado cerca.
bue, te paso el cleenex.
petra
Siemprecita gozadora,
Me encanta saber más de ti leyendo estas cosas. Que emocionante debe haber sido para ti recordar todo esto para plasmarlo con palabras, tanto o más que yo al leerlo seguramente.
Está re claro entonces pus, miwi, los pasajes son pa'l sure, no pa' la costa central!
Igual, siempre puedes venir a Valpo de vacaciones y de pasadita subir el cerro para verme :_)
Bear hug,
Lautaro (ex Eleutherio)
Siempre...
sigo por aqui, (tengo cara de enciclopedia) me quede pensando en lo tuyo hoy...De nuevo, me alegro tanto por las noticias de la universidad, trabajo nuevo, beca Ford, espana, que bien. Que suerte todas esas oportunidades, y si uno estudia, trabaja y se rompe, las cosas salen. Hay que pasarla para entenderla. Y vos con tan bajo perfil, sin hacer ruido de ningun tipo, si yo tuviera tu cerebro andaria contandoselo a todo al mundo.
Un saludo de felicitaciones de nuevo.
mp
Notable forma de escribir.
besos
Gracias por compartirlo, habla mucho de ti
Qué historia más hermosa. Qué viejecita más sabia. Lindos recuerdos. ¿Esa historia que contaste hace tiempo era su historia? ¿Esa del patroncito joven del fundo?
Me gusta como narras las cosas Siempre, porque parece que una está metida en el relato. Qué lindos recuerdos debes atesorar. Al igual que tu abuelita yo también soy una apegada a la familia y a esas tradiciones antiguas de hacer mermeladas y preparar cosas caseras.
Me gustó. Un besote mi amiga.
Publicar un comentario