Cien

Que dice 100, este es mi cien, aunque ya pasó y es más un 101.Este es el minuto preciso, para detenerse a mirar y seguir avanzando hacía adelante más sola y más acompañada. Sin perder la habilidad de mirarme la punta de los pies.

A veces irse significa que podrás seguir quedándote, y alejarte permite que estés cerca. Así ocurre en este barrio donde se permite la contradicción de vivir en el filo de las noches y al borde lánguido de los días.

Misma me sigue mirando, a veces haciendo muecas, enseñándome la lengua y en otras asiente, y las mas me rasca la cabeza porque siendo yo; misma es la única que puede percibir la sutil línea que he dibujado como mi horizonte. Y camina conmigo, adelante, dejándome piedritas de colores que me guían.

Y ahora que me lo he pasado en despedidas y bienvenidas, que he ido registrando lo sentido tan adentro que ni hablar quiero aún, me siento en la plaza en un rato de la tarde del segundo día de lluvia acompañada de dos perros, a los que no les importa mojarse porque se han hecho mis amigos y saben de mis temores y me escoltan por las noches de esta ciudad que me espanta y me enamora cada día más.

Sigo acá calladita pero acá, donde deseo estar.