miércoles, 6 de septiembre de 2006

La Casa


Era la última mirada que daría por toda la casa, era el último recorrido. Debía ser lento y se fue pasando por cada habitación palpando las paredes, dejando correr sus dedos por las maderas nobles, sintiendo el latido que dejaron impreso en los muros sus noches de esperar.

En la cocina un juego de ollas, un horno eléctrico, frascos con esencias y un poco de té iraní ese que tomaban en las tardes luego de trabajar.

Cuando llegó a la habitación redonda, miró por las ventanas y solo le llegó una imagen borrosa de una tarde de gemidos y vaivenes.

En otro de los cuartos quedaba un arsenal de desvelos, sueños y pesadillas en cócteles, ansias y deseos; solitarios y en solitario que se resolvieron en un colchón en el piso y con la existencia de un cuerpo sobre las sábanas que desplazó brutal su presencia…

En el baño, el espejo le devolvió la imagen llorosa de una mujer triste y dolida pidiendo explicaciones al hombre que se duchaba. Aferró sus manos al lavatorio, sacudió la cabeza y avanzó hacia el living, el sitio de las últimas palabras, ahí se deshizo de lo que le llevaba de carga, dejó en el suelo una caja llena de fotografías, unos cuantos libros de filosofía y unas cartas de amor que no podía llevar…

Agotada llegó al comedor, se acomodó en un rincón para seguir llorando y sin dejar de escuchar cada palabra rota, cada promesa deshecha, cada caricia interrumpida, supo que no podía llevarse nada, que cada cosa que pretendió suya había dejado de pertenecerle en el momento que dejó de insistir.

Cuando se preparaba para cerrar la puerta y salir corriendo, miró hacia el pequeño patio interior, volvió a mirar, y ahí bajo las flores azules del Plumbago, junto a la pequeña fuente, se vio…ahí estaba ella, sentada en la pequeña banqueta en que solía esperarlo, el lugar en que pensaba en él cada día que no llegaba a la hora, recordó cada vez se arregló el cabello cuando oía correr la llave en la puerta principal y que se ponía nerviosa de contento sin importar la hora que fuera y supo que aún quedaba algo de amor, que aún emprendía un camino arduo para acallar en ella todo rumor, el que fuera y entre todos el más intenso; el de seguirle amando tan profundo.Intuía que lejos de esa casa el único lugar seguro estaría en ella, no afuera, no sentada, no esperando, no llorando, el único lugar que quedaba para cuidar era dentro no fuera, el único lugar donde podía quedarse era en ella.


13 comentarios:

c. dijo...

muchas gracias por los buenos deseos, c.

César-in dijo...

¡Qué daría, a veces, por haber sentido siquiera parecido una vez! Intenso, fuerte. Como la furza que duerme en tu interior.
Un beso desde el nororiente del país que me cobija.

Angélica dijo...

Tus palabras se enredan en mis pensamientos y me hacen vivir tus propias vivencias. Me encanta como escribes. Siga así...

Muchos besos.

Lautaro dijo...

Siemprecita gozadora,
Estàs muy inspirada ùltimamente! :D
Lindo lindo.
Lo del padre fue muy emotivo.
Bear hug,
Eleu

Anónimo dijo...

ah.. que bien!
La soledad nunca es mas grande que una casa vacia menos mas inmensa que la soledad en los recuerdos... me gusto esta analogia... tambien pensar que siempre hay vida despues de todo... los Plumbagos azules, que para mi son "Leadwort" y son como el cielo que no te deja.. no es que queramos llegar a la luna verdad? Ella siempre llega donde sea que estes. Lo posible esta siempre en lo imposible..."ella"...
mrx

Pablillous dijo...

senti pena al leer esto!

Blood dijo...

Lamentablemente cierto estimada Sur, el único refugio en el dolor es dentro de uno, donde las voces no te reconfortan sino te dicen la verdad.

Saludos sangrientos

Blood

Porrita dijo...

siempre el mejor lugar es adentro, aunque a veces cueste darse cuenta.
escribes lindo lindo.
un abrazo casi en valparaiso

la lola dijo...

Cuando uno se sienta a esperar a la persona amada y recuerdas todo lo bello que te diò ese amor y sientes en tu piel caricias que ya no están, la nostalgia es grande, pero lo más importante es amarse uno mismo, pensar que tu puedes volver a empezar,que los amaneceres y atardeceres siguen esperando por nosotros, no hay que enterrar esos recuerdos del amor pasado, llegará el momento de disfrutarlos sin dolor, por suerte el tiempo lo cura todo,de alguna forma muchos hemos experimentado estos sentimientos

♦♦♦sol☼de☼soles♦♦♦ dijo...

Precioso, aún en la crudeza de esa realidad, tu pluma le regala fuerza y profundidad y belleza a esa tristeza.
Mis besos spara ti.

P.D. hay tercera y última parte.

Siempre te extraño.

Héctor Jorquera dijo...

me incitaste el recuerdo en diversas direcciones, espera que busco algo en google...lo hallé, es Oscar Hahn (lo pego más abajo); tb recordé un cuento que hice hace mucho en que los plumbagos y otras plantas eran protagonistas de dos que no se entendían y el jardín representaba esa ventsana abierta a la posibilidad del encuentro (des) esperado; recordé tb el dolor del amigo ese que leiste, q es tb mi dolor, el (des) amor que se pasea por la memoria llena de pasos de cebra, a riesgo que un conductor despistado nos embista...

Ningún lugar está aquí o está ahí
Todo lugar es proyectado desde adentro
Todo lugar es superpuesto en el espacio

Ahora estoy echando un lugar para afuera
estoy tratando de ponerlo encima de ahí
encima del espacio donde no estás
a ver si de tanto hacer fuerza si de tanto hacer fuerza
te apareces ahí sonriente otra vez

Aparécete ahí aparécete sin miedo
y desde afuera avanza hacia aquí
y haz harta fuerza harta fuerza
a ver si yo me aparezco otra vez si aparezco otra vez
si reaparecemos los dos tomados de la mano
en el espacio
donde coinciden
todos nuestros lugares

P dijo...

GLUP
(sonido de tragarse "el cototo" de saliva que se enquista en la garganta cuando una cosa se hace emotiva para uno...)

AleMamá dijo...

*suspiro* cada casa queda con algo nuestro y os llevanmos algo de ellas....y sí, lo mejor se lleva dentro. Nadie te lo quita ni de nadie te aleja.

¡Precioso! Te seguiré leyendo :)