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viernes, 2 de noviembre de 2007

Para una vieja amiga que parte




PARA UNA JOVEN AMIGA QUE INTENTO QUITARSE LA VIDA

me gustaría ser un nido si fueras un pajarito
me gustaría ser una bufanda si fueras un cuello y tuvieras frío
si fueras música yo sería un oído
si fueras agua yo sería un vaso
si fueras luz yo sería un ojo
si fueras pie yo sería un calcetín
si fueras el mar yo sería una playa
y si fueras todavía el mar yo sería un pez
y nadaría por ti
y si fueras el mar yo sería sal
y si yo fuera sal
tú serías una lechuga
una palta o al menos un huevo frito
y si tú fueras un huevo frito
yo sería un pedazo de pan
y si yo fuera un pedazo de pan
tú serías mantequilla o mermelada
y si tú fueras mermelada
yo sería el durazno de la mermelada
y si yo fuera un durazno
tú serías un árbol
y si tú fueras un árbol
yo sería tu savia y correría
por tus brazos como sangre
y si yo fuera sangre
viviría en tu corazón.

Claudio Bertoni

Ha sido el tiempo de las despedidas, no me gusta despedirme. Pero despedirse supone que alguna vez hubo encuentro, entonces las despedidas suponen que una se encontró.

Y si ya se encontró una vez, después de perderse un tiempito volverá a encontrarse. Y pare despedirse una se tiene que encontrar, para después despedirse y Así ocurrirá con nosotras en las próxima tarde antes de despedirnos, así va a ser, no creo que podamos ir a caminar, porque faltará tiempo; probablemente ordenaremos tus maletas mientras hablamos de lo posible, de lo que viene, de nosotras, de ti y de mi, de todos estos años en que hemos estado tan cerca. Y mientras tú hables yo me iré haciendo un lugarcito dentro para retener cada minuto que pasemos juntas, porque en ti hay tanta verdad y tanto amor, y no quiero dejar escapar eso. ¿Te lo he dicho antes? En ti hay tanto amor. Y yo lo he sentido, lo siento y cuando me siento cansada, cuando los pesares me agobian, cuando me asaltan las horas oscuras, me acuerdo de ti. Y de que has sido para mi todo lo que dice el poema. Porque has sabido ser mi mejor cuidadora, la mano más extendida, la que me ha acompañado a todas, la mejor sonrisa, no hubiese sido mejor si hubiéramos nacido de la misma madre. Recordar que llegaste cuando más lo necesitaba para no salir nunca más de mi vida. Y saber que hemos podido construir algo más que confianza; mi querida, es un regalo. Estás acá, ahora, mientras vuelvo a la casa oscura a la que una tarde llegaste para salvarme llenando mi cabeza de sueños posibles de realizar, haciendo honor a tu capacidad de guerrera, abriéndote camino en mi tristeza profunda, mostrándome la posibilidad de ser más y mejor, sin juzgarme y con una ternura inigualable. Marcaste un comienzo, fuiste la luz en medio de la pesadumbre, fuiste el ejemplo de que siempre se puede más. Compartimos el agua y la sal, dibujamos el mundo con nuestras palabras, fuiste la leche para mi hijo, y le diste nanas a mi alma cansada, estuviste a mi lado cuando no podía ni me atrevía a pedir nada de tanto miedo que me embargaba. Viste amor cuando yo pensaba que no se podía, estuviste ahí y no quiero que dejes de estar nunca, eres mi hermana escogida en esta vida, eres una luz que me guía y donde quiera que estemos la una y la otra siempre seremos dos que se aman, dos que se tienen tanto, que pudimos dejar de lado la muerte y abrazar la vida. Porque en ti hay tanto amor y verdad que no perderé nunca tu mirada y seguirás siendo responsable de que esté viva como lo seré yo de que tú lo sigas estando.

sábado, 27 de octubre de 2007

LOS DÍAS VAN TAN RÁPIDOS




Los días van tan rápidos en la corriente oscura que toda salvación
se me reduce apenas a respirar profundo para que el aire dure
en mis pulmones
una semana más, los días van tan rápidos
al invisible océano que ya no tengo sangre donde nadar seguro
y me voy convirtiendo en un pescado más, con mis espinas.
Vuelvo a mi origen, voy hacia mi origen, no me espera
nadie allá, voy corriendo a la materna hondura
donde termina el hueso, me voy a mi semilla,
porque está escrito que esto se cumpla en las estrellas
y en el pobre gusano que soy, con mis semanas
y los meses gozosos que espero todavía.
Uno está aquí y no sabe que ya no está, dan ganas de reírse
de haber entrado en este juego delirante,
pero el espejo cruel te lo descifra un día
y palideces y haces como que no lo crees,
como que no lo escuchas, mi hermano, y es tu propio sollozo allá
en el fondo.
Si eres mujer te pones la máscara más bella
para engañarte, si eres varón pones más duro
el esqueleto, pero por dentro es otra cosa,
y no hay nada, no hay nadie, sino tú mismo en esto:
así es que lo mejor es ver claro el peligro.
Estemos preparados. Quedémonos desnudos
con lo que somos, pero quememos, no pudramos
lo que somos. Ardamos. Respiremos
sin miedo. Despertemos a la gran realidad
de estar naciendo ahora, y en la última hora.

De Gonzalo Rojas en “Contra la muerte”

viernes, 24 de agosto de 2007

No ganas y todas las ganas, como es en invierno. Voy ordenando las intenciones, de a poco, reformulando los cotidianos, poniendo el otro antes que el yo. Ubicando lugares en el mapa que tengo junto a la cama. Llegando tarde a algunos lados, esperando llamadas que no se producen, alegrándome por las que no espero. Un impulso callado que me sostiene. Pensando en la manera de rendir homenaje en lo cotidiano, con tanto silencio dentro que no queda otra que escuchar.

Con una torre de palabras que me espera, alivianando las noches junto a Bertoni, porque la vida es sencilla, aunque se empeñe en hacernos creer lo contrario. Como un pequeño poema, que puede leerse antes de domir, como el amigo que de lejos es preciso, como yo aunque me empeñe en hacerme creer lo contrario…


Downtown

A veces siento tanto

lo que siento por ti que

me meto en uno de esos

pasajes por los que no pasa

nunca nadie y hay puros zurcidores

japoneses y afiladores de tijeras y me

pongo a llorar mirando un ovillo de lana

(De vez en cuando, Ediciones Lom, 1998)