Siempre y Adiós
El Doliente
Oscar Hahn
Pasarán estos días como pasan
todos los días malos de la vida
Amainarán los vientos que te arrasan
Se estancará la sangre de tu herida
El alma errante volverá a su nido
Lo que ayer se perdió será encontrado
El sol será sin mancha concebido
y saldrá nuevamente en tu costado
Y dirás frente al mar: ¿Cómo he podido
anegado sin brújula y perdido
llegar a puerto con las velas rotas?
Y una voz te dirá: ¿Que no lo sabes?
El mismo viento que rompió tus naves
es el que hace volar a las gaviotas.
Siempre…Siempre, como adjetivo extenso que abarca un todo, que no existe, al menos como todo. Siempre la posibilidad y siempre el sur como destino al que quiero llegar.
Y las palabras y hoy. Y YO, ante esta hoja, poniendo acá afuera; como tantas otras veces, un poco de mi dentro. Y las sensaciones, que me recorren, en medio de los suspiros suspirosos del ejercicio solitario de pensarse.
Siempre la posibilidad, de hacer, de no hacer y de detenerse “…a un lado del camino”.
La lejanía de las interrogaciones ajenas; eso ha significado este tiempo de ausencia, tratando de descifrar esos recodos ingratos que tiene la vida. Pensando y sintiendo las dificultades, tratando de ver desde mi personal. En la personal. Y no me cuesta eso, lo que cuesta son otras cosas, cuestan las decisiones, como cuestan sus consecuencias.
Ahora no escribo, pero tengo la cabeza, llena de historias y cuentos, ando con una libretita en la cartera para anotar las ideas, pero ellas se aparecen, me miran y se van corriendo y yo no se donde.
Ha sido el tiempo de lo menos, de los vínculos, de los desafíos y de las tristezas.
Hace días que decidí cerrar este blog, quería volver a leerlo entero antes de hacerlo, pero estoy tan lejos de esa que empezó con él hace dos años. Y ya quiero dejarla ir.
Hace unos días celebré mi cumpleaños, celebrar es una manera extraña de decir, celebramos la vida, yo insisto en hacerlo. Así como celebro los encuentros y conmemoro las ausencias. Y hubo mucho de eso en este lugar. De exorcizar demonios, de reconocer los propios, de amigarse con algunas oscuridades y dejar aparecer la luz que me habita.
Me despido, como una se despide de un amor bueno que la acompañó con fidelidad. Y me despido, porque he descuidado a este amor, porque le perdí el cariño, y me fui a buscar otros amores. Aún no encuentro, pero sigo buscando, y este debo dejarlo ir. Y me siguen rondando, la vida y la muerte, la vida que llevo con insistencia y la muerte que me acompaña como telón de fondo en esta historia mía que a veces me sabe dulce y otras amarga. Toda contradicción, como soy y me revelo en mis desvaríos, en esas “otras madrugadas” donde sólo estamos misma y yo.
Gracias a tod+s ustedes por estar y Adiós.